Hace tiempo, me uní tardíamente a una conversación, dónde exaltaban las cualidades de una persona: “pero… si es un ignorante” y alguien refutaba “… pues será lo que tu dices, pero debes reconocerle que con su ignorancia y todo, sabe donde buscar o a quién acudir”
Te lo cuento por que actualmente vivimos llenos de datos e informacion, personas cada vez más especializadas en sus ámbitos de acción e ignorantes ¿Cómo? ¿En plena sociedad del conocimiento?
No me linches todavía… hablemos primero de la ignorancia.
El Diccionario de la Lengua Española nos da dos acepciones del término:
- Que ignora o desconoce algo.
- Que carece de cultura o conocimientos.
De la segunda definción, el sentido absoluto del término, no vamos a hablar, puesto que denota una degradación o valoración individual.
Estarás de acuerdo en que todos carecemos de cultura o conocimiento cuando nos referimos a un contenido concreto; así entonces, entendemos como ignorante a aquel que ignora o desconoce algo, lo que se traduce a «no saber algo determinado», frente al conocimiento de otras muchas cosas o «tener un conocimiento imperfecto sobre…».
Así que nos guste o no, tanto tú como yo, somos ignorantes, como lo decía nuestro amigo Socrátes «Yo solo sé que no se nada» y no es un gesto o expresión de humildad, hoy es una realidad lantente, aún más que en la época en que él vivió. En este momento que estás prestando atención a esta lectura, se están generando millones de datos, destinados a la generación de conocimiento que un «ignorante» va a descurbir y generar conocimiento.
En la prehistoria, una sociedad primitiva ignorante de todo, que poco a poco se fue percatando de su racionalidad y sentido de colaboración, y a raíz de «ese darse cuenta» adquiere conocimientos y condiciones de seguridad y supervivencia, surgiendo así la primera división del trabajo. Con el descubrimiento de la agricultura viene la aplicación práctica del conocimiento. Y ya muy conocedores, pasamos por guerras, revoluciones sociales, civiles e industriales, y el mundo cada vez se hace más pequeño o nosotros más globalizados, y dentro de esta globalización, surge la sociedad del conocimiento, que esta anclada a los avances tecnológicos y sustentada por la producción de conocimiento como base del crecimiento económico.
El proceso de adquisición del conocimiento, hoy, es más complejo, se requieren habilidades y capacidades para enfrentar tantos datos, mecanismos de gestión y difusión de datos e información, que coadyuven al empoderamiento de los conocimientos a fin de potencializar el desarrollo individual y colectivo de una sociedad.
En nuestro país las reformas educativas, están muy abocadas a la educación tecnológica con una mínima contemplación del enfoque multidisciplinario que exige la sociedad del conocimiento, se percibe a la educación como una mercancía que debe cumplir ciertos estándares dejando de lado el principio de pluralidad, tan necesaria para la generación de conocimiento. Ahora bien, también se observan planteamientos generales, obedeciendo a una cascada de inclusión internacional.
No debes olvidar que los rasgos básicos de la sociedad del conocimiento son: una producción intensa del conocimiento, su transmisión mediante la educación y la formación, la difusión acelerada del conocimiento y la explotación económica de los conocimientos mediante la innovación.